Me gustaría añadir un par de apuntes más a este debate, que espero que no nos deprima pero que sirva para pensar, es una decisión de diseño a mi entender, y debemos estudiar bien sus consecuencias.
Ayer me vi un documental que trataba de encontrar referencias en el cuento del mago de Oz a la lucha que hubo en EEUU durante el siglo XIX en relación a si el poder de creación del dinero residía en el gobierno o en un banco privado, y la conclusión del docu es que quien controla la cantidad de moneda en circulación controla toda la economía.
*Si escuchar durante casi dos horas a tios (y una tia) hablando puede herir tu sensibilidad te desaconsejo ver el siguiente vídeo:
Aunque por aquel entonces y durante mucho tiempo no existía una tecnología como blockchain que provocara una abundancia de diseños monetarios con número finito/limitado de moneda podemos encontrar un símil entre la manera de funcionar de las monedas que se crean y se destruyen y las que no.
Cuando una entidad, ya sea central (un banco o el gobireno) o descentralizada (varios bancos o una comunidad de usuarias) crea nuevas monedas (aumenta la masa monetaria), estas monedas obtienen su valor del resto de monedas en circulación en ese mismo momento. Se suele hacer para compensar un aumento de la economía real (más intercambios de bienes y servicios) y mantener los precios estables. Esto es mecánica monetaria básica.
Una ley que se cumple es que el valor que representa el total de moneda que media en una determinada economía (el valor de toda la masa monetaria) es igual al valor total de bienes y servicios que se intercambian en esa misma economía (mediada solo por esa moneda). "Ley de Chalaux"
Cuando la economía real aumenta, el valor de la masa monetaria también lo hace de manera proporcional, por lo que el valor de cada unidad monetaria así lo hace, por simple acción dinámica de la oferta y la demanda. Esto supone que una unidad monetaria ahora sirve para comprar más cosas. El sistema financiero en cuestión tiene la opción de crear más monedas y distribuírlas como le parezca, que obtienen su valor del resto de monedas en circulación, para que el valor de cada unidad monetaria permanezca constante (y por lo tanto no varíen los precios).
En economía clásica se considera que una función del banco central, o cualquiera que sea la institución con poder para crear o destruir moneda, es controlar la masa monetaria (numero de unidades monetarias en circulación, por ejemplo: número de euros en circulación) para evitar las consecuencias derivadas de la inflación (aumento de precios) o la deflación (disminución de precios).
Pues bien, en el caso de una moneda de masa monetaria fija, y por lo tanto una moneda donde la cantidad total de unidades monetarias (por ejemplo faircoins) no varía, en lugar de controlar la masa monetaria controlamos otra variable que está directamente relacionada, y es el valor de la propia moneda. En el otro sistema el valor de la moneda se ajustaba de forma dinámica al controlar la cantidad de masa monetaria. En nuestro caso es una acción directa. Pero nuestro objetivo, o el objetivo del proyecto, no es mantener el valor constante y contribuír a la estabilidad de precios. Queremos por un lado crear un ecosistema de proyectos que utilicen la moneda como mediadora de una economía cada vez más autónoma y resiliente frente al resto del sistema, para lo que es útil una moneda que tienda a usarse, a circular, y no a acumularse; pero al mismo tiempo queremos una moneda que aumente de valor frente a otras para aumentar nuestro poder adquisitivo sin necesidad de una gran circulación de la moneda, que es difícil en un inicio, para que así estemos incentivados a aceptarla. Es una idea brillante para favorecer su rápida aceptación. Nos queremos autofinanciar poniendo en valor el poder de la cooperación, que crea una fuerte confianza en la moneda y el ecosistema, lo que impulsa su constante aumento de valor, pero este aumento solo ocurre de manera orgánica cuando es debido al constante aumento de la economía real mediada por el faircoin, en este caso, a medida que más gente la aceptamos y utilizamos para satisfacer nuestras necesidades. Esto lo podemos conocer y por lo tanto decidir de manera racional y científica aumentar el valor consiguiendo un crecimiento controlado, y controlado por un ente democrático y descentralizado (otra idea brillante).
No se si alguna vez os habréis fijado pero cualquier moneda alternativa puede aumentar nuestro poder adquisitivo (y nuestra facturación como empresa) a medida que circula entre nosotras y cambia de manos sin abandonar un circuito económico cerrado/circular. Crear moneda es como aumentar artificialmente el poder adquisitivo y es una manera de financiarse y de acelerar este proceso. Esto de por sí es lo que ha hecho que las monedas dinamizen las comunidades humanas y pongan en funcionamiento los potenciales de los territorios y las personas, creando confianza en una tecnología de uso generalizado, pero cada vez bajo unas reglas precisas que les confieren ventajas e inconvenientes diferentes (ocultas en el diseño de cada moneda).
Si queremos prever las consecuancias del aumento de valor de nuestra moneda debemos comprender que tiene un efecto similar a la deflación, ya que en ambas ocurre una disminución de los precios. No reducimos la masa monetaria en nigún momento ni creamos la moneda a partir de deudas pero algunos incentivos para las personas en estas dos situaciones (aumento paulatino del valor o deflación) son similares. En nuestro caso el diseño favorece (o incentiva) la acumulación, desde luego la aceptación, el ahorro, y porqué no, el uso consciente y responsable (aunque no a través de incentivos individuales enraizados en la riqueza material o monetizable)... pero no especialmente el uso o el consumo. Y si nadie la usa no aumenta la economía real mediada por la moneda y por tanto no debería aumentar su valor (a menos que nosotras lo decidamos sin tener esto en cuenta).
Nuestro diseño es imperfecto como cualquier otro y requiere de una parte de confianza (siempre existente en cualquier herramienta de libre uso) muy fuerte en las demás:
-Necesitamos confiar en que quien tenga faircoins, de forma altruista, la utilice en lugar de los euros, para generar economía real y movimiento, pese a no estar especialmente incentivado.
-Necesitamos creer que quien tiene faircoins los tiene para gastarlos en el ecosistema y no para cambiarlos eventualmente por otra moneda (y no crear ningún movimiento en nuestra propia economía real).
-Necesitamos, por lo mencionado en tu anterior comentario, que quienes empezaron antes en el proyecto utilicen sus faircoins en el ecosistema y cuanto antes, para asegurarnos una mejor distribución de la moneda, que favorece un justo reparto del aumento del poder adquisitivo que se genera por la actividad de todas las usuarias.
Si nos parece que esta necesidad de confianza es demasiado grande deberíamos proponer algún cambio en el diseño de la moneda para incentivar comportamientos que simultáneamente redunden en un beneficio individual y en uno colectivo. Estamos dando pasos muy importantes en el diseño de sistemas monetarios verdaderamente justos. No es por desanimar. Pero tenemos que plantearnos seriamente que opciones tenemos para pulir esta herramienta para asegurarnos de que logra sus ambiciosos objetivos de serivr a toda la humanidd y no solo a unas pocas (capital también es conocimientos o información privilegiada en el momento oportuno).
Gracias por tu interés. 
Por cierto, me encanta el nuevo foro.